FRACASO EL PERÚ

El 15 de marzo cuando el presidente Martin Vizcarra tomo la determinación de declarar el estado de emergencia (cuarentena), siendo uno de los pioneros en la región. En donde, se le halago por la decisión difícil que tomo, optar por la salud del país, por encima de la economía. Chilenos, argentinos querían de presidente a Vizcarra. Hasta ahí, la decisión más correcta.

El colapso y el fracaso vendría con las decisiones posteriores por el gobierno (en sus tres niveles, nacional, regional y local). Quedo demostrado lo deficiente y obsoleto del sistema público, para dar una respuesta rápida, articulada, eficiente, continua y sobre todo sin corrupción ante la pandemia que arrasa contra el precario sistema de salud, abandonado década tras década.

El confinamiento rígido que se aplicó en el país tuvo consecuencias en la población informal, que trabaja el día a día para subsistir. He aquí, los primeros errores convertido en “horrores” por parte del ejecutivo. La entrega de los bonos económicos y canastas de vivires no llego a la población que necesitaba realmente. Y sí llego, lo hizo muy tarde. Responsabilidad total del Ejecutivo, en la ineficacia e inoportuna entrega de los bonos y canastas.

Con el paso del tiempo el dilema en la población era “muero de coronavirus” o “muero de hambre” por eso el desborde a las calles de las personas, que luchan por sobrevivir esta difícil situación.

Y, el gobierno que no da soluciones idóneas al problema que enfrenta el país. Y, si eso no fuera poco, a la deficiente gestión del coronavirus por parte del gobierno. A diferencia de los demás países de la región, que vienen logrando resultados más alentadores.

Además, el famoso plan “Reactiva Perú” su caballito de batalla de la ministra Alva, mostro su lado mas discriminatorio y de esas diferencias de clases económicas que aún persisten en el país. Resulta indignante que la mayoría de los fondos de “Reactiva Perú” hayan caído en las arcas de empresas que año tras año obtienen utilidades millonarias. En cifras, el 71% (17 mil millones) para las grandes empresas, 20% (5 mil millones) pequeñas empresas, 4% (mil millones) medianas empresas,3% (733 millones) microempresas. Los grandes grupos económicos parece ser que nunca van a perder ni un centavo de sus utilidades. Mientras tanto el gobierno achaca la responsabilidad a la población informal de no acatar el estado de emergencia. ¡Que ironía! Si, le haces ver los errores o, le haces una crítica al gobierno eres un desestabilizador.